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los últimos años. En 1994, por cada cien personas
latinoamericanas en edad productiva había seis en
edad avanzada, incrementándose a nueve, veinte
años más tarde. Los mexicanos y sudamericanos
han mostrado un mayor incremento de personas
mayores de 64 años, ya que, de cinco y siete de
cada 100 personas en edad productiva en 1994,
aumentaron a nueve y 14 en 2014, respectiva-
mente. En tanto que la población centroamericana
pareciera tener un comportamiento estable con
una tasadeseispor cadacien. En términosdevolu-
men lapoblación latinoamericanaenestegrupode
edadpasóde433mil aunmillón379mil personas,
reflejando un incremento mayor al 200 por cien-
to en el periodo señalado y representando seis por
cientode lapoblación sugrupo.
Unade las razonesdel aumentodepersonas
enedadavanzadasedebea ladisminuciónde lacir-
cularidad, esdecir, a lacontracciónenel númerode
migrantes estacionales queen repetidas ocasiones
cruzaban la frontera de acuerdo a la disponibilidad
de empleo y finalmente se retiraban a sus países
de origen. En los últimos años, los migrantes per-
manecenmás tiempo en EstadosUnidos, debido a
que esmás difícil entrar sin documentos a raíz del
reforzamiento de la seguridad fronteriza, determi-
nando así, que el flujo ya no regrese a su país de
origenpara vivir o retirarse.
El incremento en la presencia de personas
en edad avanzada cobra relevancia debido a las
posiblescondicionesdesaludenquese llegaaesta
etapadevida.Unprimer indicadordeelloes laauto-
percepcióndesalud, dondesedistinguen importan-
tes diferencias entre la población latinoamericana
que radicaen
EUA
. Por ejemplo, losmexicanosy los
centroamericanos tienen una alta percepción de
mala salud respecto a la población nativa blanca,
disparidadesquevancreciendoconformepasan los
años. En tanto, la población sudamericana posee
unamejor autopercepción, tendenciamuy similar a
lade los nativos (véasegráfica11).
El patrón descrito guarda relación con las
tasas de discapacidadde las poblaciones.Mientras
que los mexicanos registran una incidencia más
altadepersonas con limitaciones apartir de los60
rity, meaning that more immigrants no longer re-
turn to their countries of origin to liveor retire.
The rise in the number of older immigrants
is significant because of the health conditions of
those in that age group. One key health indicator is
self-assessed health, in which there are visible dif-
ferencesbetween theLatinAmericanpopulations in
theUnited States. For example,Mexicans andCen-
tralAmericanshaveahighself-reportofpoorhealth
in comparisonwith
US
-bornwhites, a disparity that
increasesover time.Conversely, theSouthAmerican
populationhasbetter self-reportedhealth, similar to
thatof
US
-bornwhites (seeChart11).
This pattern is closely linked to the popu-
lations’ disability rates. Mexican immigrants re-
port a higher incidence of personswith functional
limitations from the age of 60 onwards, whereas
the South American immigrant population has a
greater capacity to perform everyday activities
without help fromothers (seeChart 12). One hy-
pothesis regarding the differences between popu-
lation groups is the differences between groups in
delaying needed treatment, the late detection of
certain illnesses, and the conditions and charac-
teristics of the jobs performed during young adult
life, which involve various lifestyles.
For example, approximately 300 of every
1,000Mexicans over age 64 report a diagnosis of
with diabetes. This illness is clearly linked to high
rates of functional limitation, which canbeprevent-
ed through timely detection andmanagement (
CO-
NAPO
et al.
, 2014).
It is estimated that by 2030, over 20% of
the
US
population will be over 65, of which Latin
Americans groups will constitute a significant
proportion (Ortman
et al
., 2014). In this regard,
the aging population is a challenge for policy-
making in both the sending and host societies.
Achieving greater prevention of chronic condi-
tions and disability will contribute to giving this
population a better quality of life, decrease the
healthcare costs of this age group and improve
LatinAmerican immigrants’ degreeof social inte-
gration (
WHO
, 2010).
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