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El retorno migrante: Reflexiones conceptuales y metodológicas
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King (2000), por su parte, considera que la migración ocurre cuando la per-
sona regresa luego de un “periodo significativo” (en el siguiente apartado de
este capítulo se ahonda en las definiciones que se han dado al fenómeno).
La imprecisión temporal se comprende en referencia a la noción clásica de
migración como un fenómeno predominantemente definitivo, cuya con-
cepción básicamente intentaba distanciarse de los migrantes temporales, es
decir, aquellos trabajadores que pasan periodos cortos en el extranjero (meses,
por lo general). Por eso, una también visión clásica del retorno alude a los
considerados “migrantes permanentes”.
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Como se puede advertir, ambas concepciones generan una situación paradó-
jica: retornan de forma
permanente
aquellos que se suponía habían migrado
de forma
permanente
. Esta abusiva (según Pascual de Sans, 1982) noción de
permanencia –entre otros factores– ha opacado el reconocimiento de un con-
junto numeroso de desplazamientos en diversos sentidos, entre los que se
incluyen traslados esporádicos, accidentales, habituales, lo que hace que las
movilidades humanas sean más o menos temporales o circulares. La realidad
es mucho más compleja de lo que estas nociones postulan. La migración de
retorno tiene lugar tras la ocurrencia de una diversidad de movimientos;
incluso como una etapa dentro de la migración circular (Cassarino, 2004).
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Por otro lado, la temporalidad también se encuentra involucrada en ciertas
definiciones que hacen referencia al tiempo en que se va a permanecer en el
lugar de retorno (origen) o se da por entendido que la persona se quedará allí
residiendo el resto de su vida (se recupera así la noción del retorno como etapa
última del proceso migratorio). En algunos casos, se sostiene que este tiempo
deberá ser de al menos un año (Naciones Unidas, 1998), criterio que, al igual
que los que refieren al componente del tiempo de permanencia en el exterior,
resulta arbitrario. Aunque todo criterio lo es, no se encuentran justificaciones
que expliciten la pertinencia de su adopción. Este segundo aspecto es más
complejo que el primero, ya que en ciertas definiciones se menciona como
criterio empírico una expresión de deseo del sujeto migrante al sostener que
la persona que retorna es aquella que tiene la intención de permanecer en el
lugar de origen (Izquierdo, 2011). Ya sea que se remita a esta última o que
se estipule el tiempo que debe permanecer, metodológicamente significa
que debe darse al menos ese tiempo de exposición para poder considerar
a la persona como retornada.