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El retorno en el nuevo escenario de la migración entre México y Estados Unidos
conceptuales es que la mayoría de las definiciones esconden situaciones más com-
plejas o bien la heterogeneidad de situaciones comprendidas bajo una definición
(Luchilo, 2007; Dumont y Spielvogel, 2008; Cassarino, 2014; Xiang, 2014). De
manera que una característica sobresaliente es su vaguedad conceptual, lo que,
de acuerdo a Castillo (1997), se refleja en el empleo de una amplia terminología usada
como sinónimo: migración de retorno, reemigración, contracorriente, reflujo,
regreso, readmisión, entre otras.
Un aspecto que tuvo profundas consecuencias en el análisis y en la interpre-
tación de la migración de retorno fue la idea de que se trataba de la última etapa
del proceso migratorio (Pascual de Sans, 1982; Amassari y Black, 2001; Durand,
2004; Rivera, 2011). La identificación con el momento final del fenómeno deja
entrever una concepción lineal e irreversible de dicho proceso, que interpreta a este
movimiento como “el reverso de la migración original”. Por supuesto, una primera
aproximación al concepto de “migración de retorno” refiere a movimientos en
el espacio territorial de cierta población que regresa al punto de partida u ori-
gen. Pero esta mirada esconde varios supuestos: que las personas que retornan
lo hacen a su localidad de origen, que se reinsertan en la dinámica local de don-
de habían partido y, finalmente, que este regreso significa
a priori
un retorno per-
manente (Rivera, 2011).
De esta noción sucinta, que deja sin clarificar los criterios de inclusión-
exclusión acerca de qué población es migrante de retorno y cuál no, pueden deri-
varse varias premisas, factibles de agruparse en cuatro dimensiones: 1. noción de
ideología nacionalista; 2. territorialidad; 3. temporalidad; 4. motivos y población.
•
Noción de ideología nacionalista
. La gran mayoría de las referencias sobre la
migración de retorno supone el regreso a un lugar o zona de origen, es decir,
a su país. Esta noción implica el establecimiento de una relación de “perte-
nencia” entre los individuos y los lugares de origen, lo que implica supuestos
en relación a las “obligaciones” que las personas deben tener con
su
pueblo,
su
tierra,
su
país natal (Pascual de Sans, 1982).
•
Tal supuesto conceptual es un fiel reflejo de la manera en que ha permeado
–y permea– la perspectiva dominada por el nacionalismo metodológico en las
ciencias sociales (Wimmer y Gkick Schiller, 2003), en la cual el Estado-Nación