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Conclusiones
disposición a regresar son los dos elementos fundamentales que componen dicha
preparación. Por voluntad se entiende el acto de decidir volver, por iniciativa propia
y sin ningún tipo de presión de otras personas ni de circunstancias externas. Por su
parte, la noción de disposición se refiere a si es el momento correcto, para elegir
volver o no (Cassarino, 2014). En síntesis, la preparación para el retorno refleja el
grado en que los migrantes han estado en condiciones de movilizar recursos tangi-
bles (capital económico) y recursos intangibles (contactos, relaciones, habilidades,
redes, entre otros) adecuados, necesarios para asegurar su regreso.
Las adversidades que propiciaron el retorno reciente de personas mexica-
nas ponen en evidencia que, aun con grados variados, es posible que la prepa-
ración y movilización de recursos haya sido muy poca o nula, lo que explicaría,
parcialmente, esta condición de mayor vulnerabilidad que hemos señalado de
manera reiterada, expresada en las dificultades que esta población ha experi-
mentado en el proceso de (re)inserción social. La involuntariedad, como espe-
cificidad del retorno contemporáneo, no solo es propia del sistema migratorio
México-Estados Unidos, sino que se trata de un patrón global en donde, a través
de distintos mecanismos e intervenciones (que incluyen desde programas de
fomento del retorno voluntario hasta políticas de deportaciones) la noción de
retorno se ha modificado: de ser vista como una decisión tomada por los individuos
a ser una opción política ejercida por los gobiernos (Cassarino, 2014).
Ahora bien, al considerar la vulnerabilidad desde el plano individual, se rela-
ciona con las características y los activos de las personas y se observa la repercusión
de los efectos en los propios individuos. Pero desde otro ángulo es posible ver la
manera en que determinados contextos afectan a las personas y a su grupo de per-
tenencia. El análisis a nivel de hogares, la cuarta dimensión que queremos destacar,
permite analizar planos de afectación diferentes. El resultado más relevante que
pudimos apreciar es que los hogares con personas retornadas tienen una conforma-
ción demográfica particular –distinta a la de los hogares sin experiencia migratoria
como también a la de aquellos con experiencia migratoria que no incluye retorno– a
la que se asocian mayores requerimientos de (re)inserción escolar, laboral y social.
Es decir, la complejidad del retorno reside no solo en las propias personas que lo
experimentan, sino también en los hogares que conforman o a los que se integran.
Allí converge el engrosamiento de personas en edades activas y reproductivas, así
como de niñas y niños retornados y también de inmigrantes (en particular, hijas
e hijos de personas mexicanas, nacidos en Estados Unidos). Cada uno de estos