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Conclusiones
intervienen son resultado de la representación social que tiene dicho sujeto. Si ante-
riormente la experiencia migratoria permitía posicionar socialmente al migrante
y se convertía en un facilitador para la (re)inserción laboral, en la actualidad la
combinación de elementos que han gestado el retorno reciente ha propiciado una
mirada asociada al estigma de fracasados y delincuentes, y ha moldeado el imagi-
nario contemporáneo favoreciendo expresiones de discriminación.
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Las etiquetas
aludidas se explican por el retorno asociado a las dificultades económicas y laborales,
consecuencia de la crisis de 2008 y, especialmente, al peso del retorno involuntario
resultado de las personas devueltas y deportadas con cargos criminales. Así, ya no
son vistos como triunfadores sino como perdedores y delincuentes.
El balance que este
racconto
deja es que, más allá de que es deseable el diseño
de políticas públicas universales que garanticen el cumplimiento de los derechos
básicos de todas las personas residentes en el territorio mexicano (sin distinción de
nacionalidades o lugares de nacimiento, ni de otro tipo de condición, origen étnico,
edad, género, etc.), también se requiere de un conjunto de políticas focalizadas
dirigidas a grupos vulnerables (y vulnerados) a fin de generar mayor equidad. No
hace falta insistir en que la población de migrantes internacionales de retorno es
uno de ellos.
Como señalamos antes, en este trabajo se empleó una estrategia metodoló-
gica que compara la dinámica del retorno en dos momentos específicos, 2000 y
2010. El retorno de personas mexicanas tiene características distintivas en cada
uno de ellos. Además de las ya señaladas (referidas al ámbito sociodemográfico,
educativo, laboral, territorial y de los hogares), es posible identificar otros procesos
en torno a los cuales vale la pena reflexionar, y que se relacionan con los “logros”
obtenidos por los migrantes durante su experiencia migratoria (éxito y/o fracaso)
y los cambios en la política migratoria, tanto de México como de Estados Unidos.
En términos generales, durante la etapa de bonanza migratoria predominó un
tipo de retorno más voluntario, presumiblemente planificado, en el que las personas
retornadas lograron “capitalizar” su experiencia migratoria al traer consigo recursos
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Liliana Rivera Sánchez ha trabajado estos aspectos en sus recientes proyectos de investigación y ha
constatado cómo el agregar la experiencia migratoria en los currículums puede resultar en un elemento
desalentador para la contratación de estas personas, aun cuando dicha experiencia les haya generado un
conjunto de habilidades específicas para el puesto al que se presentan. Los trabajos de Rivera (2014 y
2015) aportan novedosos elementos empíricos, conceptuales y metodológicos que permiten profundizar
en estas nociones.