114
El retorno en el nuevo escenario de la migración entre México y Estados Unidos
no migrantes de retorno, aquellos con los dos niveles de escolaridad más bajos son
los que presentan valores por encima del promedio (4.7%): 5.9 y 5.5 por ciento.
Esta tendencia se apreciaba en el año 2000 pero se agudiza una década después.
Para las mujeres no migrantes de retorno, por su parte, los niveles de desempleo
son mayores al promedio en las categorías más altas de educación. Así, en 2000 la
tasa para quienes contaban con bachillerato completo se situó en 0.8 por ciento y
para los que tenían licenciatura completa, en 1.1 por ciento, cuando el promedio
fue de 0.8. En 2010, esos mismos indicadores fueron: 2.6, 2.6 y 2.2 por ciento,
respectivamente. En el caso de las mujeres retornadas, la tendencia no es tan clara
pero destaca la tasa de desocupación para aquellas con bachillerato completo, que
alcanzó 6.6 por ciento en 2010 (cuando el promedio era de 4.3%).
El panorama parece evidenciar que para los hombres en edades centrales y con
niveles educativos medios son mayores las dificultades para ingresar o permanecer
en el trabajo, mientras que en el caso de las mujeres los datos sugieren que hay
una mayor penalización en las que alcanzan niveles de escolaridad altos. A pesar
de las diferencias, los datos parecen indicar que al considerar el nivel educativo, la
condición de migración no es tan relevante (la tendencia es similar, con un patrón
educativo y de género, aunque las tasas se sitúan en niveles claramente diferenciales).
Los mayores obstáculos que enfrentan las personas migrantes de retorno, en
términos de las posibilidades de conseguir o conservar un empleo, se acompañan de
dificultades para encontrar mejores espacios en la estructura ocupacional. Si bien
esto podría estar influenciado por una conformación distinta (como mayores niveles
educativos, por ejemplo), de acuerdo con la exploración del capítulo 3, así como de los
cuadros previos, esto no pareciera ser necesariamente la causa explicativa, ya que no se
observaron diferencias sustantivas en ese sentido. Y, en todo caso, el análisis realizado
en el capítulo previo sugirió que la población de retornados es levemente más selecta en
el caso de las mujeres retornadas y menos selecta para los varones retornados, respecto
a la población no migrante de retorno.
En el cuadro 4.5 puede compararse el logro ocupacional para retornados y no
retornados en uno y otro año. La conquista de ocupaciones a nivel de funciona-
rios, directores o jefes y como profesionistas o técnicos refleja mejores resultados
tanto para hombres como para mujeres no retornados, quienes de hecho no solo
consiguen proporcionalmente más espacios en esos lugares de la estructura que
los retornados, sino que en el decenio transcurrido incrementan sus posiciones
relativas, en relación con otros lugares de la estructura ocupacional.