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El retorno en el nuevo escenario de la migración entre México y Estados Unidos

no migrantes de retorno, aquellos con los dos niveles de escolaridad más bajos son

los que presentan valores por encima del promedio (4.7%): 5.9 y 5.5 por ciento.

Esta tendencia se apreciaba en el año 2000 pero se agudiza una década después.

Para las mujeres no migrantes de retorno, por su parte, los niveles de desempleo

son mayores al promedio en las categorías más altas de educación. Así, en 2000 la

tasa para quienes contaban con bachillerato completo se situó en 0.8 por ciento y

para los que tenían licenciatura completa, en 1.1 por ciento, cuando el promedio

fue de 0.8. En 2010, esos mismos indicadores fueron: 2.6, 2.6 y 2.2 por ciento,

respectivamente. En el caso de las mujeres retornadas, la tendencia no es tan clara

pero destaca la tasa de desocupación para aquellas con bachillerato completo, que

alcanzó 6.6 por ciento en 2010 (cuando el promedio era de 4.3%).

El panorama parece evidenciar que para los hombres en edades centrales y con

niveles educativos medios son mayores las dificultades para ingresar o permanecer

en el trabajo, mientras que en el caso de las mujeres los datos sugieren que hay

una mayor penalización en las que alcanzan niveles de escolaridad altos. A pesar

de las diferencias, los datos parecen indicar que al considerar el nivel educativo, la

condición de migración no es tan relevante (la tendencia es similar, con un patrón

educativo y de género, aunque las tasas se sitúan en niveles claramente diferenciales).

Los mayores obstáculos que enfrentan las personas migrantes de retorno, en

términos de las posibilidades de conseguir o conservar un empleo, se acompañan de

dificultades para encontrar mejores espacios en la estructura ocupacional. Si bien

esto podría estar influenciado por una conformación distinta (como mayores niveles

educativos, por ejemplo), de acuerdo con la exploración del capítulo 3, así como de los

cuadros previos, esto no pareciera ser necesariamente la causa explicativa, ya que no se

observaron diferencias sustantivas en ese sentido. Y, en todo caso, el análisis realizado

en el capítulo previo sugirió que la población de retornados es levemente más selecta en

el caso de las mujeres retornadas y menos selecta para los varones retornados, respecto

a la población no migrante de retorno.

En el cuadro 4.5 puede compararse el logro ocupacional para retornados y no

retornados en uno y otro año. La conquista de ocupaciones a nivel de funciona-

rios, directores o jefes y como profesionistas o técnicos refleja mejores resultados

tanto para hombres como para mujeres no retornados, quienes de hecho no solo

consiguen proporcionalmente más espacios en esos lugares de la estructura que

los retornados, sino que en el decenio transcurrido incrementan sus posiciones

relativas, en relación con otros lugares de la estructura ocupacional.