Previous Page  88 / 200 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 88 / 200 Next Page
Page Background

86

El retorno en el nuevo escenario de la migración entre México y Estados Unidos

concentración en las edades centrales, una base muy pequeña y una cúpula afinada,

patrón que se aprecia para ambos sexos, aunque en proporciones distintas (véase

gráfica 3.11). Esta silueta contrasta con la de la población nacida en México, no

migrante de retorno, que presenta en 2000 una forma típica de pirámide y registra

modificaciones en 2010, fruto del proceso de envejecimiento por el que atraviesa

la sociedad mexicana (véase gráfica 3.12).

Lo anterior se observa, durante la década, en la disminución de los grupos

0-5, 6-14 y 15-34 años y un consecuente aumento en los grupos de edad a partir

de los 35 años. Por su parte, los grupos de población retornada que incrementan su

peso relativo en 2010 son los comprendidos entre las edades de 35 a 44 y de 45 a

64 años. En el caso de los hombres, el aumento relativo se ubica entre los 25 y los

64 años con particular importancia entre los 35 y 59; en los grupos de edades de

las mujeres, el incremento porcentual se acota a las edades comprendidas entre los

35 y 54 años con aumentos relativos considerablemente menores.

Las transformaciones en la estructura demográfica también tienen correlato

con el lugar que se ocupa en la estructura del hogar, acompañado de otras modifi-

caciones, como los roles de género (véase gráfica 3.13). El cambio más significativo

en este sentido es el de las mujeres que son reconocidas como las jefas en el hogar.

En 2000, la proporción de jefas de hogar no retornadas era de 9.4 por ciento, mien-

tras que en las jefas retornadas era de 17.3 por ciento; en 2010, los porcentajes

fueron 12.3 y 19.2, respectivamente. Este comportamiento podría sugerir que la

migración genera en las mujeres un proceso de agencia o empoderamiento que

ocurre, en primer lugar, por haber emprendido la migración y, en segundo lugar,

tras el retorno, momento del proceso migratorio que recoge y capitaliza la expe-

riencia de haber vivido en una sociedad distinta, con pautas de género diferentes.

Pero, más allá de la importancia cualitativa que conlleva el cambio de roles

de las mujeres al interior del hogar, el porcentaje de hombres jefes también se

incrementa en el periodo intercensal, aunque el cambio es de menor cuantía. Los

porcentajes que disminuyen son los de los hijos, en correspondencia con los cam-

bios en la estructura demográfica mexicana. Más de seis de cada diez varones que

regresaron a México son jefes de hogar (61.4%) o esposos (2.4%) y seis de cada

diez mujeres son jefas (19.2%) o esposas (41.4%), lo que indica que se trata de

personas en edades activas, cabeza de hogares, que han regresado a su país de ori-

gen en un momento pleno de su vida y que demandarán espacios en la sociedad

y en el mercado laboral.