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El retorno en el nuevo escenario de la migración entre México y Estados Unidos
son precisamente estos grupos donde se concentra mayor población. Al comparar
su distribución con la de los hogares previos, los grupos masculinos de edades entre
los 20 y 34 años y los femeninos entre los 25 y 34 poseen mayor población relativa.
Del análisis de las pirámides por edad y sexo según la tipología de hogares,
se desprenden algunos hallazgos que merecen ser destacados. En primer lugar, que
la presencia de actividad migratoria incide en la estructura de los hogares y que,
más allá de las modificaciones recientes que ha experimentado la dinámica de la
migración, en 2010 se siguen observando, resultado de un proceso social de más
largo aliento. En segundo lugar, que dentro de los hogares con actividad migratoria,
aquellos con presencia de migrantes retornados exhiben una configuración diferente
que se resume en las siguientes características: a pesar de mostrar una tendencia al
envejecimiento en la década, el peso relativo de las cohortes de niñas(os) y jóvenes
es mayor, los grupos en edades potencialmente productivas y reproductivas revelan
una importante concentración de población, mientras que los grupos de adultos
mayores permanecen prácticamente en las mismas proporciones.
Este hecho contradice la idea de que se trata de personas que regresan en
edades más avanzadas por haber concluido su ciclo de migración, situación que
ha sido interpretada en la literatura más tradicional sobre retorno como el fin del
proceso migratorio. Por el contrario, pone en evidencia que se trata de hogares con
necesidades poblacionales específicas, entre las que se incluyen requerimientos
educativos para niñas, niños, adolescentes y jóvenes, mayor presión para el ingreso
de miembros del hogar al mercado laboral y, posiblemente, nacimiento de nuevos
miembros; cada uno de estos grupos con demandas de salud y bienestar particulares.
Al enfocarnos de manera más detallada en las características de los hogares con
migrantes de retorno de Estados Unidos y sus cambios en el tiempo, se encontró que
en el año 2000 las jefaturas de los hogares estaban constituidas en 78.6 por ciento
por hombres, porcentaje que alcanzó 80.3 en 2010, de manera que el predominio
de jefes varones se acentuó en la década, tal y como se muestra en el cuadro 5.3.
Asimismo, al analizar el retorno de acuerdo con el tipo de parentesco al interior
de los hogares jefaturados por hombres y por mujeres, se distingue que aquellos en los
que retornó solamente el jefe representaban 44 por ciento del total en 2000 y se elevó
a 54 por ciento en 2010. Por su parte, en los hogares con jefatura femenina, en donde
regresaban únicamente las jefas, constituían 27 por ciento de dichos hogares en 2000 y
disminuyó a 22 por ciento en 2010 (véase cuadro 5.4). Estos datos se complemen-
tan con el comportamiento del resto de los miembros del hogar que han regresado:
disminuyen todos los casos en donde el retorno se produjo en compañía de otro u