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5.1. Introducción

U

na amplia literatura gestada en la historia de la relación migratoria entre

México y Estados Unidos enfatiza en cómo la presencia del fenómeno ha

tenido injerencia en la dinámica de los hogares, a través de distintas vías

y en estrecha consonancia con las diversas fases por las que ha atravesado dicha

relación. De acuerdo con estos trabajos, la experiencia o actividad migratoria en los

hogares ha incidido en el reforzamiento de la cultura de la migración, en la medida

en que podría estimular una mayor propensión a migrar en otros miembros del hogar

–especialmente en los más jóvenes– (Meza y Pederzini, 2009); en la modificación

de los recursos disponibles en el ámbito hogareño y, en consecuencia, en el tipo de

prácticas, patrones de consumo y comportamientos, principalmente asociados a la

satisfacción de necesidades básicas, entre las que destacan la salud y la educación

(Tuirán, 2002; Canales y Montiel, 2005;

CONAPO

, 2005); así como también en el

curso de vida familiar e individual a través de la transformación de la composición

y estructura familiar; y en las relaciones de género y generacionales (Woo, 2006),

entre otros.

El presente capítulo se propone analizar el impacto de la migración de retorno

de Estados Unidos sobre los hogares mexicanos. El objetivo central es examinar los

impactos en la composición sociodemográfica de los hogares a partir de una tipología

analítica: hogares sin actividad migratoria, hogares con actividad migratoria pero sin

personas retornadas, y hogares con actividad migratoria y migrantes de retorno. Es

posible que se visualicen situaciones de desventajas específicas en los hogares con

presencia de migrantes de retorno, al tiempo que podrían también verse afectados

aquellos con otras expresiones de actividad migratoria.

Asimismo, en el capítulo se identifica la presencia de la actividad migratoria

en los hogares a través de cuatro indicadores: 1. Existencia de al menos un miembro

emigrante internacional durante el quinquenio previo al censo y que permanece en

el extranjero; 2. Presencia de al menos un migrante circular (migrantes que salieron y

regresaron en el quinquenio de observación); 3. Recepción de remesas internacionales

por al menos un miembro; y 4. Presencia de al menos un migrante internacional de

retorno en el quinquenio previo al levantamiento del censo, tanto de Estados Unidos

como de otros países. El cuadro 5.1 muestra el comportamiento de cada uno de ellos

en la década analizada y permite valorar la variación de la intensidad del fenómeno.