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Volumen, tendencias y modalidades de la migración de retorno
sostenidamente su contribución al flujo internacional. Algo similar sucedió en el
estado de Hidalgo, donde la migración involucra a un número cada vez mayor de
municipios y comunidades. Según el Censo de 2010, el aporte de la región Centro
a la migración México-Estados Unidos fue de 21.9 por ciento entre 2005 y 2010,
porcentaje superior al registrado en el quinquenio 1995-2000 (17.9%), pero infe-
rior al aportado por la zona Norte en ambos periodos.
Por último, la región Sur-sureste incluye ocho entidades federativas: Campeche,
Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán. Esta región
se distingue por su reciente incorporación a la migración hacia Estados Unidos, la
cual inicia, fundamentalmente, a partir de la década de 1990, con excepción de
Guerrero y Oaxaca, cuyos orígenes se remontan a los años cuarenta en el contexto
del Programa Bracero. Estos dos estados sobresalen, además, por su constante par-
ticipación en la migración interna que se dirige a las grandes ciudades del país, y al
corredor agrícola del Pacífico. En la zona destacan también las entidades de Chiapas
y Veracruz, las cuales experimentaron un crecimiento migratorio notorio durante
la primera década del siglo
XXI
(véanse mapas 3.2 y 3.3). El cambio en el peso
relativo de esta región en la acogida de migrantes de retorno fue sustantivo: pasó de
albergar a 9.3 por ciento en 2000, a 17.8 por ciento en 2010 (véase cuadro 3.1).
El peso diferencial de la población que regresó a México en las regiones de
residencia entre 2000 y 2010 corresponde a la evolución que han tenido en su
incorporación y dinamismo al sistema migratorio de México con el país vecino del
norte. En el año 2000, casi la mitad de los hombres y las mujeres retornados resi-
día en la región Tradicional, siguiendo en importancia la Norte –que concentraba
alrededor de la cuarta parte de esta población–, en tercer lugar, la región Centro
y, por último, las entidades federativas de la Sur-sureste. El panorama se modificó
diez años después. Estas dos últimas regiones ganaron peso en los lugares donde
radica la población retornada en 2010, mientras que la región Tradicional dismi-
nuye su presencia relativa.
No obstante los cambios reseñados, la comparación con la residencia de la
población no retornada en ambos años permite identificar de manera más clara
las regiones donde la población de retorno está sobre-representada (Tradicional y
Norte) y en las que está sub-representada (Centro y Sur-sureste).
Una tercera aproximación del análisis regional es por medio del grado de
intensidad migratoria de las entidades federativas. La historia del sistema migra-
torio México-Estados Unidos –resumida previamente– hace que las entidades