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Encuesta sobreMigración en la FronteraNorte deMéxico
Como era de esperarse, los indocumentados repre-
sentan la granmayoría de los emigrantes y retornados vera-
cruzanos, alrededor del 85 por ciento, dado que se trata de
unaemigraciónemergente. Empero, curiosamente, lapropor-
ción de indocumentados cayó de 88.7 por ciento en 2005-
2008, a solo 57.3 por ciento en 2009-2012, y aumentó el
porcentaje de regresos legales en medio de una crisis que
afectóseriamenteel empleode losmigrantes, enparticular, el
de los irregulares y de un reforzamiento del cercomigratorio
contraéstos. Sinembargo, siguensiendo lamayoríade los re-
tornados, ysi se lessumael porcentajede losquenopudieron
cruzar alcanzan64.7por cientodel total.
La situación conyugal de los retornados muestra un
predominio de los unidos (casados o en unión libre), que re-
presentande51a61por cientodel total en los años respec-
tivos. Los regresos se efectúan por dos rutas de internación:
la del Golfo (Matamoros y Reynosa), la ruta más corta de
regreso para los veracruzanos, y la de Sonora (Nogales), la
rutamás concurridapara losmigrantesque intentan cruzar a
EstadosUnidos, por loquemuchos de losque vuelvenpor allí
pueden haber fracasado en su intento de pasar, o haber sido
devueltospor la “Migra”.
La temporalidades claveparadefinir el patrónmigra-
toriode losque regresan. Enel casode los veracruzanos, aun-
quepredominan las largasestanciasen ladécada (deunañoa
menosde tres), pierdenpesoen ladistribuciónde los retorna-
dos, cayendode35.3a17.5por ciento,mientrasqueaumen-
tan los que estuvieronde undía amenos de unmes, diez por
cientoen1999-2001a30por cientoen2005-2008ya16.7
por ciento en2009-2012 (véase gráfica3). Estas tendencias
denotanel endurecimientode lapersecucióna los indocumen-
tados, que provoca retornos por repatriación y miedo a ser
detenidos, yal agostamientodelmercadode trabajopara los
mexicanos a raíz de la crisis, que puede inducir al regreso de
losquenoencuentranempleoenel primermesdesuestancia.
Losmotivos del retorno son variados y han evolucio-
nado a través del tiempo, según el patrón migratorio domi-
nante, las políticas migratorias y la situación económica del
paísdeorigenydedestino (ver supra). El retorno, desdehace
seis años (2007), es con frecuencia precipitado y no planea-
dopor el despidoo ladeportación, ypor tanto, losmigrantes
traen pocos ahorros extras para crear un negocio: “Aunque
la enoe no lo capte, un gran número de regresos se debe a la
faltadeempleoenEstadosUnidos”, y “esmenorel porcentaje
demigrantesque llegaconsuficientes recursosparaemplear-
sepor su cuenta” (Albo, Ordaz y Li Ng, 2012: 259). Así, ante
la falta de empleos formales enMéxico, muchos se incorpo-
rana laeconomía informal en lasperiferiasurbanas, y losque
regresana supueblopiensanvolver aemigrar (Rivera, 2011).
En el casode los veracruzanos, el principalmotivode
su retorno son las deportaciones, que se agudizan en 2005-
2008 (48.4%) y en 2009-2012 (36.4%), debido al refor-
zamiento de los controles migratorios en la frontera y en el
interior del país vecino (véase gráfica 4). El segundomotivo
es por visitar a familiares, causa recurrente en la mayoría
de los estudios sobre losmigrantes de regreso: en el estudio
de Albo, Ordaz y Li Ng, en más del 90 por ciento de los
retornadosdeorigen rural, ymásdel 80por cientode losque
vuelven al medio urbano (Albo, Ordaz y Li Ng, 2012:248). A
conclusiones parecidas hemos llegado (Mestries, 2013:190-
195:203; Mestries, 2011). En efecto, el “síndrome de Uli-
ses” (añoranza del hombre migrante por su hogar y su fa-
milia), contraparte del síndrome de Penélope (añoranza
de la esposa del migrante que permanece en su pueblo por
su marido migrante), es un factor emocional muy podero-
so del retorno entre los migrantes mexicanos casados. Por
otro lado, es paradójico que la falta de trabajo no aparezca
comomotivo importante y que pierda peso incluso durante
los años de crisis (11 % en 2005-2008 y 6.3 % en 2009-
2012), aunque parece ser refutado por otromotivo señala-