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Número 1
Tamaño del hogar
Una característica que prevalece en los hogares
jefaturados por mujeres mexicanas es el ta-
maño medio de su hogar, pues cerca de
la mitad de éstos tiene entre cuatro y seis
miembros. Cabe destacar el número reducido
de hogares con más de siete miembros (157 mil
unidades) y la importante presencia de hogares
presumiblemente pequeños (con tres miembros o
menos) que alcanzó en 2012 un 44 por ciento (904
mil hogares) (véase cuadro 3).
Sin embargo, la condición de pobreza
está fuertemente correlacionada con el tamaño
del hogar, pues poco más de cuatro de cada diez
hogares con 4 a 6 miembros poseen esta condi-
ción, y se eleva un poco con los hogares con
siete miembros o más, en los cuales la situación
es francamente desventajosa, sobre todo si se
comparan con los hogares cuyo tamaño es reducido
(tres miembros o menos), pese a que, de éstos, una
tercera parte se encuentra también en condición de
pobreza (véase cuadro 3).
Composición de los hogares
La enorme diversidad de relaciones de parentesco
entre los miembros que conforman los hogares,
particularmente en los hogares mexicanos, así
como la existencia de personas sin lazos de con-
sanguineidad con la persona de referencia, obligan
a considerar esos elementos en la tipología de
hogares ya definida.
La conformación de los hogares con je-
fatura femenina mexicana evidencia un marcado
predominio de unidades domésticas nucleares (1.2
millones en términos absolutos y en términos rela-
tivos 61% del total). Les siguen en importancia los
hogares extendidos o compuestos, conformados por
miembros con vínculos familiares y/o miembros sin
parentesco con la jefa del hogar, 27 por ciento.
Quizá la mayor complejidad del hogar en arreglos
extendidos o compuestos se revela como una es-
trategia para paliar la situación de pobreza, que
busca en la interacción con parientes o no parientes
relacionados con el núcleo familiar minimizar
sus costos y riesgos al inicio de la migración, y
ya como residentes (documentados o no) aliviar
potencialmente los problemas económicos del
hogar, distribuyendo el trabajo doméstico y el cui-
dado y responsabilidades del mismo, así como la
obtención de ingresos adicionales entre los adultos
que integran dichos hogares. Finalmente, los ho-
gares conformados por vínculos no familiares
(unipersonales y de co-residentes) comportan, en
conjunto, el 12 por ciento del total de unidades
domésticas, una cifra sin duda mucho más mo-
desta que las categorías previas (véase cuadro 3).
Al analizar las distintas estructuras de los
hogares dirigidos por mujeres mexicanas según su
pertenencia o no al grupo en pobreza, se destaca una
preocupante situación de vulnerabilidad en todas
las categorías, pues alrededor del 40 por ciento de
ellas (independiente del arreglo que conforman)
está en condición de pobreza. La fragilidad eco-
nómica de estos hogares se ve acentuada en las
unidades domésticas extendidas o compuestas o en
aquellas de carácter unipersonal, cuya proporción,
cualquiera que sea el caso, se eleva a cuatro de cada
diez hogares. Puede decirse entonces que en los
hogares mexicanos examinados la estrategia para
allegarse más recursos ampliando la familia no
ejerce el efecto de protección esperado y puede
incluso agravar la situación de vulnerabilidad.
En el caso de los hogares unipersonales este
mayor nivel de pobreza se explica por la dificultad
que presupone obtener recursos económicos
suficientes para mantener un hogar por sí solo.
Tipo de hogar
Entre los hogares cuya dirigente es nativa mexi-
cana, un supuesto que está vinculado a su condición
pobreza es el que se refiere a la presencia exclusiva
de un padre en el hogar con hijos dependientes